Los recientes ajustes en la política comercial de Estados Unidos, particularmente la imposición de aranceles a productos como el acero, el aluminio y vehículos que no cumplen con los requisitos del T-MEC, han generado un nuevo escenario para la industria inmobiliaria industrial en México. Este entorno ha llevado a las empresas a tomarse más tiempo para planear nuevas inversiones o expansiones, lo cual, lejos de frenar la actividad, representa un periodo de análisis estratégico que podría resultar en una reconfiguración favorable de las cadenas de suministro. Especialistas como Marco Durán, de Colliers, consideran que el mercado no se detendrá, pero sí entrará en una etapa de mayor reflexión y planeación, en la que las decisiones podrían tomar hasta el doble del tiempo habitual en ejecutarse.
Aunque este proceso ha generado cierta desaceleración en la ocupación de espacios industriales, reflejada en un aumento en la tasa de vacancia promedio del 2.4% al 4.2% en el primer trimestre de 2025, según CBRE, también ha abierto nuevas oportunidades para inversionistas que buscan espacios disponibles en mercados estratégicos como Monterrey, Tijuana, Ciudad Juárez y Ciudad de México. Las decisiones de las empresas ahora se enfocan en cómo adaptarse de la mejor manera a un entorno en transformación, con la mira puesta en la eficiencia operativa, la cercanía al mercado estadounidense y la capacidad de respuesta ante retos globales.
El fenómeno del nearshoring continúa posicionando a México como un actor clave en la reconfiguración de la manufactura y la logística global. En 2023, la demanda de espacio industrial superó los dos millones de metros cuadrados, liderada por la industria automotriz, que también encabezó las expansiones. Si bien el ritmo de nuevas inversiones ha disminuido ligeramente, el interés en México sigue firme. Empresas globales están ajustando su producción para evitar los nuevos aranceles, lo que podría derivar en una reorganización de cadenas de suministro donde México tenga un papel aún más relevante. Este tipo de movimientos subraya la necesidad de fortalecer capacidades internas para mantener y atraer más inversiones.
En respuesta, el gobierno mexicano ha impulsado iniciativas como el Plan México y ha reforzado la promoción de lo “hecho en México” como una estrategia para capitalizar este momento. A pesar de ello, persisten desafíos estructurales como la mejora en infraestructura eléctrica, transporte, conectividad portuaria, así como en temas de seguridad jurídica y logística. “Estamos en un momento clave para consolidar a México como un destino confiable para la industria global. Es tiempo de fortalecer nuestras capacidades logísticas e industriales para atraer más inversiones y seguir siendo un socio estratégico para América del Norte”, concluye Durán. Con voluntad de mejora y visión a largo plazo, estos retos pueden convertirse en catalizadores para el crecimiento sostenido del sector.