México se ha consolidado como un actor clave en la producción de vehículos eléctricos destinados al mercado de Estados Unidos. En un periodo reciente, el país fabricó un total de 62,915 autos eléctricos, lo que representa un crecimiento del 73.9% respecto al mismo periodo del año anterior. Esta producción se concentró en plantas de Ford en Cuautitlán (Estado de México), General Motors en Ramos Arizpe (Coahuila) y Stellantis en Toluca, con modelos como Mustang Mach-E, Blazer EV, Equinox EV y Wagoneer. Del total producido, 58,220 unidades fueron exportadas a Estados Unidos, lo que equivale a cerca del 40% del total de exportaciones automotrices mexicanas en ese lapso.
A pesar de las amenazas arancelarias y las presiones políticas por relocalizar manufactura en Estados Unidos, los vehículos eléctricos fabricados en México han evitado impactos significativos gracias a su alto contenido de componentes estadounidenses. Expertos del sector señalan que estos modelos cumplen con los requisitos de origen del T-MEC, lo que los protege frente a nuevas tarifas comerciales. Eric Ramírez, director regional de Urban Science, afirmó que los autos eléctricos ensamblados en México tienen un porcentaje mínimo de contenido nacional y una mayoría de componentes de origen norteamericano, lo cual los hace menos vulnerables a los aranceles que afectan principalmente a vehículos de combustión.
En el plano interno, México mantiene el objetivo de que al menos el 50% de los vehículos nuevos vendidos en el país sean eléctricos hacia 2030. Actualmente, esta participación es cercana al 10%, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA). Aunque la tendencia de ventas es creciente, aún existen desafíos que limitan su expansión, como la falta de infraestructura de carga y la necesidad de una regulación más clara. La Electro Movilidad Asociación (EMA), que agrupa a empresas como Tesla, BYD, JAC, Volvo y Zeekr, estima que uno de cada cinco vehículos vendidos en el corto plazo podría ser eléctrico, aunque reconoce que el crecimiento es desigual entre regiones del país.
Además de su papel como plataforma de exportación, México ha comenzado a desarrollar capacidades propias mediante iniciativas como Olinia, proyecto orientado a la producción de vehículos eléctricos completamente mexicanos. Si bien se trata de un esfuerzo incipiente, especialistas consideran que representa una oportunidad para fomentar la innovación tecnológica y fortalecer la cadena de valor nacional. El país también tiene potencial para convertirse en un centro regional de manufactura avanzada, incluyendo la producción de baterías y el desarrollo de tecnologías asociadas a la conducción autónoma, lo que lo posicionaría como un pilar estratégico en la evolución de la industria automotriz norteamericana bajo el marco del T-MEC.
