En el contexto de los recientes aranceles impuestos por la administración de Estados Unidos, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, invitó a México, Uruguay y Colombia a unirse a la alianza económica de los BRICS, una organización que incluye a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Esta propuesta refleja el interés de Brasil por fortalecer los lazos económicos en América Latina y expandir la influencia de este bloque, que en los últimos años ha incorporado a Emiratos Árabes Unidos y Etiopía. Lula destacó que su objetivo es integrar a más países latinoamericanos, mencionando que la invitación a México, Uruguay y Colombia busca ampliar la participación de la región en la dinámica global de los BRICS.
La integración de México a este bloque de economías emergentes podría traer consigo un giro en su política exterior y económica. Al unirse a los BRICS, México tendría la oportunidad de diversificar su comercio, especialmente con países como China y Rusia, lo que reduciría su dependencia del mercado estadounidense. Sin embargo, esta decisión podría generar tensiones con Estados Unidos, su principal socio comercial, ya que los BRICS buscan fortalecer sus relaciones fuera de la influencia occidental. La adhesión de México a este bloque también podría tener implicaciones en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y en la presencia de empresas estadounidenses en el país.
Además de los riesgos diplomáticos, ser parte de los BRICS abriría oportunidades para México en términos económicos y financieros. El bloque cuenta con el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), que ofrece financiamiento para proyectos de infraestructura, energía y tecnología sin las estrictas condiciones que imponen instituciones financieras occidentales como el FMI o el Banco Mundial. Esto podría facilitar la inversión en áreas clave del desarrollo económico de México. A su vez, la inclusión en los BRICS podría darle al país mayor peso en la toma de decisiones económicas y políticas a nivel global.
Por su parte, las autoridades federales del país respondieron con cautela a la invitación de Lula, señalando que aún no se ha tomado una decisión definitiva sobre la participación de México en los BRICS. Sheinbaum indicó que, de participar, lo haría alguien de la Cancillería para asistir como invitado y escuchar la cumbre. Esta postura refleja la necesidad de evaluar cuidadosamente las implicaciones de unirse a los BRICS, considerando tanto los beneficios potenciales como los riesgos diplomáticos que podría conllevar una posible ruptura con la estrategia comercial y política actual con Estados Unidos.
