La industria farmacéutica mexicana fortalece su posicionamiento estratégico con el anuncio de una inversión conjunta de 10,480 millones de pesos por parte de los laboratorios Kener, Genbio, BioGenTec y Neolsym. Este esfuerzo busca ampliar la infraestructura, incrementar la capacidad productiva nacional y avanzar en el desarrollo biotecnológico, con el objetivo de consolidar una industria más competitiva y menos dependiente del exterior. Se trata de un paso significativo para la autonomía sanitaria del país, que además impulsa la generación de empleos de alta especialización. Esta inversión también abre nuevas oportunidades de colaboración entre empresas, academia y gobierno para el fortalecimiento del ecosistema de innovación en salud.
Entre los proyectos más destacados se encuentra la expansión de Kener en el Parque Industrial Toluca 2000, que contempla la instalación del primer centro de producción de células CAR-T de tercera generación en Latinoamérica, así como nuevas líneas de medicamentos oncológicos, inyectables hospitalarios y servicios integrales de anestesia. A su vez, Genbio ampliará su planta de fraccionamiento de plasma humano, lo que posicionará al país como líder regional en la producción de albúmina y factores de coagulación, medicamentos fundamentales en tratamientos especializados.
BioGenTec impulsa ocho nuevos proyectos enfocados en biofármacos, vacunas y medicamentos biotecnológicos, varios de ellos en colaboración con universidades mexicanas, lo que subraya el papel de la investigación nacional en este crecimiento. Por su parte, Neolsym anunció una inversión de 500 millones de pesos para ampliar la producción nacional de ingredientes farmacéuticos activos (API), con nuevas plantas en Ecatepec y Jiutepec, un paso clave para reducir la fuerte dependencia de insumos importados.
Esta ola de inversión representa una apuesta de largo plazo por la soberanía tecnológica y la innovación científica en el sector salud. Al integrar capacidades nacionales con tecnología de última generación, las empresas mexicanas están fortaleciendo su competitividad y sentando las bases para que México se convierta en un actor relevante en la cadena global de suministros farmacéuticos. El impacto será especialmente significativo en regiones clave como el Valle de México y el Bajío, donde esta infraestructura generará empleos especializados y fomentará el desarrollo de una industria de alto valor agregado.