Entre todos creamos al monstruo y ahora, entre todos, debemos defendernos de él.
Con el fenómeno del nearshoring y la necesidad de relocalizar las cadenas de suministro mundiales, los empresarios manufactureros mexicanos estamos siendo llamados a enfrentarnos en competencia con los grandes monstruos proveedores del mundo. Pero la única forma de que esta sea una historia de éxito y aprovechamiento de la oportunidad será aliándonos y haciendo fuerza todos juntos.
El bloque comercial asiático, principalmente China, nos lleva 30 años de ventaja acumulando poder en el mercado global como el principal proveedor y maquilador del mundo. Ya se les olvidó, pero durante décadas las grandes empresas los enseñaron a fabricar lo que necesitaban sus negocios, de tal forma que pudieron desarrollar tecnología propia con aprendizaje compartido y años de experiencia. Hoy por hoy, ya no son solo maquiladores, sino que representan el mayor competidor de cualquier industria mundial.
Particularmente en China, tienen bajos costos de materia prima y de mano de obra, facilidades arancelarias a la exportación y acceso a tecnología para automatizar sus líneas de producción.
Mientras tanto, nosotros tenemos que conseguir materias primas con costos fluctuantes, en ocasiones escasas y con altas tarifas arancelarias; no contamos con grandes capitales de respaldo ni acceso a financiamientos con tasas accesibles para invertir en mejorar las capacidades productivas. Por su parte, nos urge una capacitación para desarrollar nuestros procesos y sistemas de calidad. Las grandes empresas piden que se tengan programas de exportación, los cuales, con las nuevas iniciativas del gobierno, son prácticamente imposibles de obtener y gestionar.
¿Cómo competir en esas condiciones tan disparejas?
Cuando las grandes marcas se dieron cuenta de que aproximadamente el 95% de su cadena de suministro estaba lejos y fuera de su control, decidieron relocalizar su manufactura en regiones cercanas. Sus intereses han cambiado, unos por mitigación de riesgos y otros por la tendencia inminente de atender la huella de carbono. Ahora, esas grandes empresas que alguna vez enseñaron a los extranjeros a maquilarles sus productos, deben colaborar con las pequeñas y medianas empresas de su región para que juntos puedan alcanzar los objetivos de la demanda en cuanto a volúmenes, calidad y costos.
En mi opinión, la industria, que hace tiempo cambiaron y habían olvidado durante tantos años, podrá proveerles la demanda requerida sólo si existe un compromiso y trabajo en equipo entre todos los actores.
¿Cómo? Con programas de desarrollo de proveedores donde haya comunicación bilateral, estímulos fiscales y, en caso de ser necesario, contratos a largo plazo que motivan al empresario a invertir en el crecimiento de sus negocios.
La responsabilidad del desarrollo de proveedores no es solo de las grandes empresas, sino que la academia y el gobierno también juegan un papel fundamental. Para empezar, se debe motivar la creación de programas de estudio técnicos para reforzar la fuerza laboral; la banca de desarrollo debe actuar como tal, y no buscar lucrar con tasas absurdas que erosionan los márgenes de las empresas; en la Federación podrían impulsar el suministro de materias primas reduciendo tarifas arancelarias en aquellos conceptos primarios para la manufactura, como materia prima, herramentales, consumibles y refacciones indispensables y estratégicas.
Es riguroso que se analice toda la cadena de suministro del país, se determinen y cuantifiquen los huecos, los impactos y los aspectos transversales, para identificar los elementos clave que requieran una atención particular en las políticas públicas. La negociación del TMEC está ya en puerta y los manufactureros debemos ver a ese “tercer socio” caminando con visión y hacia el mismo rumbo.
Todos los actores debemos trabajar de manera diferente para lograr resultados distintos.
Los mexicanos nos caracterizamos por ser tenaces y apasionados; conocemos lo que hacemos y le entramos al trabajo.
La industria manufacturera en México juega hoy un papel sumamente importante, y tenemos la oportunidad de volvernos actores relevantes en la cadena de suministro global.
Los empresarios mexicanos somos adaptables y queremos ser competitivos, pero es indispensable trabajar en alianza con todas las partes involucradas: grandes tractoras, proveeduría, todos los órganos de gobierno y academia, para generar iniciativas que recuperen y fortalezcan el tejido industrial.
Esto es una competencia. Debemos combatirla de manera colaborativa, aportando cada quien lo que nos corresponde desde nuestra trinchera. Es algo que no podemos detener, pero sí aprovechar para crear desarrollo y mejores condiciones de vida en nuestro país y para los nuestros.